La primera vez que tuve la oportunidad de estudiar en el extranjero fue en primero de secundaria. Estuve en un internado católico en Estados Unidos, sólo para niñas. Aunque ya había tenido experiencias cortas como campos de verano, o viajes con las familias de mis amigas, esta fue verdaderamente la primera vez que estuve lejos de mi familia por tanto tiempo. Yo no me daba cuenta en el momento de todos los beneficios que tuvo en mí esta experiencia como los siguientes:
1.- Desarrollar habilidades de idiomas
De acuerdo con un estudio de Harvard, a los 10 años nuestra habilidad de aprender un idioma a nivel nativo está en su pico más alto. De ahí, hasta los 18 años aún estamos en el mejor momento de nuestras vidas para aprender un idioma y dominar su gramática y sus coloquialismos. Más adelante, ya comenzamos estudios universitarios o trabajos y tenemos menos tiempo para dedicarle al aprendizaje de un idioma y tenemos menos agudeza para captar las sutilezas de cada uno.
Es por eso que es importante aprovechar esta edad para tener una experiencia inmersiva en un idioma extranjero. La inmersión es la forma más rápida y más efectiva para aprender un idioma, y hacerlo entre los 10 y los 15 años es el momento ideal.
2.- Autogestión
Para la mayoría de los alumnos, esta será la primera vez que no estén bajo la supervisión constante de papá o mamá y dependerá más de ellos el organizar su tiempo para poder cumplir con sus deberes académicos y extracurriculares, tener todos sus materiales a la mano, tener su cuarto y su ropa en orden, etc. En algunas escuelas tendrán permiso de salir de paseo a lugares cercanos en el pueblo y deben aprender a ubicarse, a estar de regreso puntualmente y a administrar sus gastos. Todo esto con mucha supervisión de los excelentes adultos que se encargan su cuidado, soltando las riendas poco a poco conforme el alumno va demostrando mayor dominio de su ámbito.
3.- Auto-confianza
Desarrollar habilidades de autogestión genera también confianza en uno mismo. Cuando el alumno se da cuenta de que puede organizar su cuarto y tenerlo en orden, se genera un orgullo personal. Al lograr cumplir con sus deberes y tareas académicos, y al tener constante contacto con sus maestros, reconoce sus habilidades intelectuales y de organización. Todos estos momentos generan un sentimiento de confianza en uno mismo que perduran más allá de este período, incluso al regresar a casa, a la supervisión de sus padres, el niño mantiene algunos de los buenos hábitos porque ha descubierto la satisfacción de poder solo.
4.- Auto- descubrimiento- conocimiento
Al estar en un entorno diferente, con una amplia oferta de actividades escolares y extracurriculares, como deportes, artes, clubs, etc. el alumno puede intentar cosas nuevas a las que en casa normalmente no está expuesto. Por ejemplo, un alumno mexicano que va a un colegio en Norteamérica, donde se puede esquiar, puede descubrir que ese deporte le encanta. Lo mismo puede suceder con las artes, o clubs, incluso con algunas materias escolares si el alumno está expuesto a nuevas materias y formas de aprender.
5.- Oportunidad de hacer amistades duraderas
Al vivir en un ambiente rodeado de alumnos que están de cierta forma en la misma situación, es fácil hacer lazos duraderos, de forma más rápida que en casa. Cuando estás con tus amigos desde el desayuno hasta la hora de dormir, las amistades pueden durar toda la vida. Casi 30 años después de haber estudiado un año de secundaria en el extranjero, sigo en contacto con mis amigas de aquel año, que son de diferentes partes de México y del mundo. Esta experiencia compartida trasciende la geografía y el tiempo, si uno mantiene vivos estos lazos.
6.- Desarrollo habilidades de resolución de conflictos
Al estar expuestos a alumnos y maestros de diferentes culturas, en un ambiente diferente, el alumno debe aprender a resolver problemas, a tolerar las diferencias, a entender culturas diferentes, a empatizar con sus compañeros y a respetar diferentes formas de pensar. Los problemas por diferencias son normales, pero por lo general en estas comunidades pequeñas se resuelven rápidamente para mantener la armonía.
7.- Desarrollo de ciudadanos globales
Vivir en otro país rodeado de alumnos de diferentes culturas a la propia nos ayuda a aprender de otras culturas y a encontrar los puntos comunes con la nuestra. Tal vez el alumno está acostumbrado a vivir en una ciudad grande en México y su escuela se encuentra en un pequeño pueblo en Canadá, tal vez nunca había tenido contacto con una persona de Korea, o de Italia, tal vez nunca había probado la comida de la India… en fin, al estar en un contexto internacional es una fuente de nuevas experiencias que ayudan al alumno a estar abierto a diferentes formas de vivir, de pensar, de hablar, de hacer amigos, y de aprender. Todo esto despierta una curiosidad y un interés genuino y abierto en las otras culturas y le facilita al alumno relacionarse y adaptarse en ésta y sus próximas experiencias internacionales.
8.- Nuevas oportunidades a futuro
Estudiar en el extranjero, particularmente a nivel secundaria, puede abrir muchas puertas que tal vez no consideraríamos antes. El dominar un idioma nuevo, o tener un certificado de una escuela extranjera, pueden llevar a nuevas oportunidades de estudio. Algunas preparatorias o universidades exigen cierto dominio del idioma o certificados de estudio en ciertos países o incluso colegios para admitir alumnos y para otorgar becas. Esto puede resultar de gran utilidad para los alumnos que están buscando estudiar programas universitarios en el extranjero, en países o universidades que tienen procesos de admisión más competitivos.
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